Hola, soy Miguel, y soy
gordo…. Y comienzo mi monólogo de esta manera y con esta frase que recuerda a
terapia de grupo porque en estos días ser gordo es como un pecado, como haber
matado a alguien o incluso, como ser un adicto pusilánime pues….
Pero los gordos o
rellenitos (aunque mi mamá dice e insiste en que no soy gordo sino fuerte)
tenemos algo que no todas las personas tienen….Osadía, sí, así como lo leen,
osadía. Es tanta la que tenemos que podríamos fundar Gordos Anónimos y en plena
reunión de terapia, escuchar las historias de los compañeros mientras nos
comemos unos snacks, saben, para la ansiedad y la angustia. Sin embargo, a
veces no tenemos lógica, sino díganme ¿Qué gordo puede ser anónimo? Porque al
alcohólico se le pasa la borrachera al día siguiente y puede disimular en el
trabajo y con los amigos, mientras no beba, ¿Pero nosotros los gordos? ¿Cómo
hacemos? ¿Nos quitamos los kilos? ¿Salimos a la calle con antifaces?
¡Mira mamá! ¡Un
gordo!......Si hijo, lástima que no sé quién es, lleva antifaz… seguro que es
de GORDA (que son las siglas para Gordos Anónimos, por cierto).
Es que los tiempos han
cambiado mucho, antes estar gordito era sinónimo de belleza, ¡De salud! Cuando
te veían de niño y te veían gordito, lo primero que decían las tías y las
abuelas era: “¡Ay, pero ese muchacho si está sanote, que muchachote!” y te
agarraban ese cachete que no te lo soltaban hasta que sonaba…..
Plas! Si supiera uno mentarla a esa edad…. pero bueno.
Yo recuerdo que me di
cuenta que estaba algo pasado de kilos, de niño, una vez que me llevaron al
parque y mi mamá me dijo que me fuera al “Sube y baja” con mi hermana a
jugar…bueno, aquello no fue normal… Verán, mi hermana siempre fue delgada,
digamos que fue la primera chica fitness que conocí, como la Sascha pero sin
hacer ejercicios y bueno, cuando nos montamos en el “Sube y baja”….se podrán
imaginar que de mi lado bajó, pero más nunca subió….
Mi hermana gritaba, presa
del terror en las alturas en un extremo del perol ese, yo lloraba en el otro extremo que quedaba indefectiblemente sustentado a la ley de la gravedad terrestre debido a que la física
nunca se equivoca y por aquello de que mientras más volumen más peso y más peso
más atracción hacia el centro de la tierra y por lo tanto NO PODÍA DESPEGARME
DEL PISO…..Si si si, ni el mismísimo Newton hubiera podido ante aquella
situación…. y veía como mi hermana movía
sus pies en el aire… y llegó entonces mi papá y no se le ocurrió otra cosa que
guindarse del extremo donde estaba mi hermana para bajarla y yo de este lado
llorando porque no entendía por qué si era un “Sube y baja”…. de mi lado no
subía… y bue….
Aquello fue una experiencia
que me abriría los sentidos, fue algo así como una experiencia religiosa, una
epifanía o algo de esas cosas raras, ya que me marcó en lo que me iniciaría en mi largo
recorrido de saber y entender que los gorditos vemos el mundo con ojos
distintos a los demás seres humanos que no son tan gorditos.
Es que los gordos, podemos
medir la vida de una manera distinta a la de los demás. Por ejemplo, aquí en
Venezuela, las unidades de distancia para nosotros no las expresamos en metros
o cuadras si estamos en una ciudad….¡No no no! Nosotros expresamos las
distancias en: PANADERÍAS, AREPERAS, KIOSKOS DE EMPANADAS, CHICHARRONERAS, entre
otros. Sí, así como lo leen.
Por ejemplo andas buscando una
dirección y te paras en una esquina a preguntar:
- - Pana, una pregunta: ¿Dónde queda el Colegio
nuestra señora del Buen Pan? (Vean que todo lo relacionamos con comida)
Si nos responden de esta
manera:
- - Amigo, tienes que tomar la carrera 24,
sigues derecho por 4 cuadras hasta la 37, ahí cruzas a la derecha, empalmas con
la Bolívar, luego sigues derecho tres cuadras más hasta que llegues a la
avenida las palmas….bla bla bla…no entendemos nada, porque el tipo no capto
nuestra atención….así de simple. En la segunda indicación, ¡¡Ya tenemos
hambre!!
¡Deben hablarnos en nuestros términos!
Si el tipo nos explica así:
- - Mira, en la esquina que viene hay una
panadería, vas a cruzar ahí, le das cuatro cuadras derecho y cruzas donde hay
un quiosco que venden bollos de chicharrón (¡¡¡Ya para esta altura, nos estamos
imaginando esos bollos!!!), esa es la 37 (ok, no me importa, ¿a cómo serán esos
bollos?) ahí cruzas a la derecha, empalmas en la Bolívar donde está la arepera
esta, AREPAS LA MAZORCA FELIZ (nuevamente música para nosotros y de repente, te
imaginas comiéndote el bollo…pero la arepa ahí!!… si si si, sonriéndote y
rellenota de sabor)
- - ¡¡Ahhh!! ya sé vale, ¡Eso queda al lado de
la dulcería EL DIABETICO FELIZ! ¡Si chamo, ahí es!…..Y una vez más, gracias a
la comida, hemos conseguido una dirección.
Mira, es que mientras vamos
creciendo, nos acostumbramos a ver al mundo bajo esta óptica y por más que nos
digan “Tienes que rebajar, es por tu bienestar y por tu salud….piensa en los
muchachos” pana, uno los únicos muchachos que se imagina, cuando dicen esa
frase, son los muchachos horneados en salsa negra que prepara tu abuela, porque
así somos. Fíjense que hace como un año, me dio un beriberi, como dicen, que si
los triglicéridos y esas cosas y me desmayé y todo… Cuando desperté, por allá
vi al doctor que me decía: “Tranquilo amigo, ya le pusimos unos calmantes y
suero…” yo estaba mal, lo miré y le dije: “Doctor: tengo hambre, ¡míguele una
arepita al suero por favor!... Así somos los gorditos.
Aunque les confieso que
los seres más felices (que de hecho nos da una envidia terribleeeee) son
aquellos flacos, delgados que tragan como unos degenerados y no engordan…..¡Benditos
ellos pues de ellos será el servicio de cattering en el cielo! ¡Amén!
Pero somos felices, siempre
tenemos muchos amigos, porque los demás piensan que como somos gorditos,
siempre tenemos mucha comida con nosotros….Craso error…Cuando yo estaba en
primaria, no tenía tanta comida, es decir, mi merienda y ya. Lo que me daba mi
mamá para la época que era un desayuno balanceado: Una arepa rueda ´e camión
frita, embadurnada de mantequilla con mucho diablito y queso rallado, ¡Eso era
lo máximo!…..bueno, a veces en vez de diablito era huevo, tampoco la cosa era
así pues.
Bueno, lo cierto es que yo
me rodeaba de lo más granado de los niños de la escuela, tenía mis grupos de
amigo perfectamente etiquetados, estaban los que llevaban arepa, igual que yo,
los que llevaban pan, los que llevaban empanada, los que llevaban plata y los
aburridos……esos que llevaban….galletas….a esos, les hacíamos bullying…. Y si las
galletas eran de soda bueno, no quiero ni contarles...
En esa época escolar
también llega la primera novia, recuerdo que la mía tenía un nombre raro, para
la época, se llamaba Adela, lo recuerdo perfectamente porque me rimaba con
mortadela…siempre asociando todo a comida.
Nuestro romance fue fugaz.
Ella tenía 7 y yo 8. Salimos a recreo un día. Me miró, la miré, destapé mi
arepa, sonrió, destapó su empanada, sonreí más me le acerqué y le dije:
- -¡Hola!...
- ella respondió:
- ¡Hola! ¿Me das de tu arepa?
-
Y yo le dije:
- Sí, te la regalo…
- - ¡Gracias! Respondió…
-
Yo le pegunté:
- ¿Me das de tu empanada?
-
Y me respondió:
- ¡NO! Y se dio media vuelta y
se fue.... con mi arepa y su empanada…. ¡Que dolor! ¡Que tristeza! Aun la
recuerdo…..¡A la arepa, claro!
¡En
ese instante supe que es mejor regalarle ropa a las mujeres! Bueno, a veces.
Pero en realidad nos
acostumbramos a ver la vida con esa visión, miren por ejemplo, en mi primera
comunión, salgo en la foto ¡Con un sándwich mordido y un vaso de chocolate! Y
no sólo yo, todos los que la hicimos en ese entonces. ¡Y de paso, pensaba yo,
en ese entonces, que San Nicolás era mi abuelo! Diosss!
Pero así crecimos, todos
los que somos gorditos contemporáneos recordaremos como fueron esos alimentos
de aquellos años 80 y la diferencia con los de hoy en día y como empezamos a
notar cuando crecimos que éramos algo más creciditos que los amigos, por
ejemplo, cuando comenzamos a meternos pantalones de adultos y tus amigos aún
usaban PQEUEÑIN para la escuela, una marca infantil.
Y luego de crecidos uno
mantiene esas mismas proporciones en el cuerpo. Mira, la otra vez (y esto es
verdadero, claro, tampoco es que lo anterior no lo sea) me estaba midiendo unos pantalones en una tienda donde suelo comprar
trajes, pero ese día decidí comprar unos jeans. Bueno resulta que el vendedor
me llevó al probador unos que eran stretch (en realidad nunca entendí porque)…se podrán imaginar que no me pasaron
de los muslos, pero lo peor no fue eso, lo peor fue que de una pierna, no me
quiso pasar de la batata (pantorrilla, pues)…O sea, ya me había salido de un lado pero de la otra
batata no! Y tuve que llamar a mi esposa que se orinaba de la risa, para que me
ayudara…claro, comenzó con la labor como 10 minutos después…. Cuando el ataque
de risa hubo terminado, y yo entre pena, risa y tratando de mantener la
dignidad, tuve que solicitar ayuda al vendedor y entre los dos me halaban el
pantalón hasta que lograron, no sin antes sudar (no sé si de la risa o del
esfuerzo), sacar el pantalón…. Este es el tipo de cosas que nos sucede a los
gorditos. Divertidas, ¿cierto? Por lo menos, aburridos no somos.
Pero a fin de cuentas, aun
sabiendo que debemos cuidarnos por la salud y “Los muchachos”, los gorditos somos felices a nuestra manera y
este mundo es un mundo mejor gracias a nosotros y nuestras figuras, sino
pregúntenle a Botero.
Y si la felicidad se
comiera, les aseguro que yo…. ¡Le echaría azuquita por encima!
Se despide de ustedes,
chacho fitness.